Crecimiento o desarrollo sostenible

“El capital externo, con la consecuente remisión de excedentes hacia el exterior, sin mayores eslabonamientos con el resto de la economía y divorciado de las urgencias sociales del País, podría generar señales positivas en los indicadores de crecimiento, pero no desarrollo”. Francisco A. Catalá

Mucho se ha hablado, y se continuará hablando en los próximos meses, sobre la estrategia a seguir para reemplazar el impuesto del 4% que representa actualmente sobre 20% de los recaudos de Hacienda. La inminencia del tema surge de la imposición finalmente por el gobierno federal —el IRS— de una fecha de defunción cierta al trato contributivo favorable que hasta ahora ha mantenido con vida este impuesto.

La Junta de Control Fiscal, por un lado, ha pronosticado en sus planes fiscales una reducción significativa de los recaudos de estas empresas manufactureras una vez se sustituya el impuesto del 4% por otros impuestos aceptables para acreditación por el gobierno federal.

Por su parte, el gobernador apuesta a mantener los recaudos al mismo nivel en un ejercicio básicamente matemático, con la esperanza de que los recaudos finales excedan los estimados en el plan fiscal y “le sobre algo” para alivios contributivos. Paralelamente, la secretaría de Desarrollo Económico se enfocará en que la nueva estructura contributiva mantenga la competitividad de Puerto Rico versus otros destinos o jurisdicciones.

A todo esto la gran pregunta es: ¿Por qué no aprovechar esta coyuntura y revisar esa vieja estructura de beneficios contributivos al capital externo —la cual lleva ya más de 70 años— que ha demostrado una y otra vez ser ineficaz en crear verdadero desarrollo económico y de una vez alinearla con un plan de país a largo plazo?

Evidencia clara y contundente de la superficialidad de la huella económica de esta herramienta fue lo sucedido con las famosas corporaciones 936. Empresas que generaron ganancias exorbitantes durante su estadía en la Isla, pero una vez recogieron y se fueron dejaron como huella de su paso por esta economía nada más allá de unos buenos salarios pagados y pagos contributivos muy tímidos.

Es por esto que urge un cambio de estrategia en el uso de estas herramientas contributivas para asegurarnos, como dice el economista Catalá, que más allá de unas señales positivas en ciertos indicadores de crecimiento, haya una aportación real al desarrollo económico del País.

Es hora de entender que herramientas como esta deben diseñarse y usarse de tal forma que reduzcan la dependencia en ellas a largo plazo. Es decir, que su propio diseño abone al crecimiento de un sector empresarial local, que a su vez reduzca la necesidad de continuar con este tipo de incentivo contributivo para el capital extranjero. En los pasados 70 años el resultado ha sido exactamente el opuesto; la herramienta de exención contributiva, lejos de ayudarnos a levantarnos sobre nuestros pies, lo que ha hecho es aumentar la dependencia en esta como única forma de crear empleos.

El camino correcto es condicionar el trato contributivo preferencial que actualmente se diseña en sustitución del 4% al cumplimiento de ciertos requisitos que abonen a la creación de riqueza localmente. Entre estos debe estar el de requerir el eslabonamiento con suplidores locales de bienes y servicios, la transferencia de tecnología y conocimiento a recursos locales, asistencia en la internalización de proveedores locales abriendo acceso a otros mercados y otras medidas dirigidas a la creación de todo un hábitat comercial local de apoyo a estas operaciones.

Limitar la aportación de estas empresas al pago de impuestos y nómina como ha sido en el pasado no aporta en nada a la creación de un desarrollo económico sostenible en la Isla. De ser así nos limitaremos, como en el pasado, a celebrar el éxito de alguno que otro indicador de actividad económica cuya huella en esta economía siga siendo superficial, perpetuando así la dependencia en estas herramientas y abonando a la fragilidad de nuestra economía en vez de fortalecerla.

Juan Zaragoza Gómez – Senador PPD
Publicado en 25/01/2022 en El Vocero