La memoria no me alcanza para recordar cuándo fue la última vez que el País habló con orgullo del transporte terrestre entre la isla grande, Vieques y Culebra. Me conformaría tal vez con recordar si hubo un momento en las pasadas décadas en que este asunto por lo menos desapareció momentáneamente de la lista de los problemas a resolver.
Es que no son pocos los gobernadores, secretarios de Transportación y Obras Públicas (DTOP) o directores de la Autoridad de Transporte Marítimo que se han presentado ante el País para anunciar que por fin han encontrado la solución para tan elusivo problema. Demás está decir que en cuanto a este problema, parecemos atrapados en el tiempo, a la sazón de esa película de culto Groundhog Day, donde el protagonista vive y revive el mismo día sin cesar. Por estos lares, parece que en cuanto a este dilema marítimo vivimos el mismo día desde hace décadas, únicamente cambiando aquí y allá alguno que otro protagonista.
El último capítulo de esta película se escribió recientemente, vendiéndonos que otra vez una APP o Alianza Público Privada viene al rescate de nuestras ineficientes agencias para resolver el problema de una vez por todas. Son muchas las interrogantes que rodean esta contratación, entre estas, que el dinero que nunca existió para hacer las cosas bien hechas, ahora sí aparece a la hora de contratar una empresa privada.
La agonía que han vivido los residentes de Vieques y Culebra en las pasadas décadas en cuanto al transporte marítimo, merece un capítulo protagónico en la historia de la administración pública de nuestro País. Es que se ha fracasado, no en construir un puente colgante que una la isla grande con estas dos islas, y menos aún un túnel para automóviles que vaya por las profundidades del mar. No, no se trata aquí de una obra maestra de la ingeniería o la arquitectura, tampoco ha sido en el intento de crear la octava maravilla del mundo. Ha sido en algo más mundano y sencillo: la transportación por mar de una cantidad limitada de personas, varias veces a la semana entre tres islas cercanas.
Cuando lo vemos de esa forma es que este fracaso se eleva al nivel de bochorno público. Y es que el ser humano conquistó los mares miles de años antes de Cristo, y nosotros acá todavía incapaces a estas alturas de conquistar los mares que nos rodean.
En la Ilíada —aquel poema épico de Homero escrito alrededor de 700-800 años antes de Cristo y que es parte de la mitología griega— el gran Aquiles llegó a la mitológica Troya con 50 barcos con 50 guerreros cada uno. Ya para esos tiempos, no eran nada extraordinario las expediciones marítimas por razones comerciales o bélicas. Es interesante resaltar que esta hazaña la logró el gran Aquiles sin entrar en ninguna APP.
Cuenta la mitología puertorriqueña, que un boricua aguzao, hastiado de la saga marítima antes reseñada, diseñó una máquina del tiempo y trajo a Aquiles al Puerto Rico del año 2021. Para entusiasmarlo con el viaje, le prometió un guisito o contrato de asesor con el DTOP. Por poco muere el pobre Aquiles del asombro al enterarse de que la raza humana ha sido capaz de llevar un ser humano a la luna y carruajes con vida propia a otra estrella lejana llamada Marte. Esto es sin mencionar cuán maravillado quedó al ver cómo dentro de un pequeño artefacto podía vivir gente que nos hablara al oído. A todas estas maravillas, se expuso antes de llegar a las oficinas del DTOP.
Cuenta la leyenda, que ni las batallas más cruentas de la Guerra de Troya, lo prepararon para lo que allí escuchó. Allí varias personas le pidieron ayuda para transportar una cantidad pequeña de personas entre 3 islas cercanas varias veces a la semana. Convencido de que era una trampa —así como lo fue aquel caballo que construyeron de madera en días— salió despavorido corriendo a montarse de vuelta en la máquina del tiempo.
De camino pensaba, “esta gente me quiere tomar de tonto; tratar de convencer al gran Aquiles de que la misma civilización que llevó a alguien a la Luna no puede lograr algo que nosotros en Grecia hacíamos a la perfección hace miles de años”.
Juan Zaragoza Gómez – Senador PPD
Publicado en 09/06/2021 en El Vocero